Encíclicas del Papa Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI (17 vols.)

El Papa Juan Pablo II promulgó Redemptor Hominis (El Redentor del Hombre) a sólo cinco meses después de su elección a la sede pontificia. Esta Carta encíclica proporciona un esquema de los objetivos de su pontificado. Arraigada en las características tendientes al “personalismo ” del Papa, la carta explora la trascendencia del hecho de que 'el Redentor del hombre, Jesucristo' es el centro del universo y de la historia. En la sección uno, “Herencia”, el Papa expresa continuamente la obra del Concilio Vaticano II, particularmente en su relación con el ecumenismo. En la segunda sección, “El Misterio de la Redención”, la Encarnación es ubicada en el centro mismo de la realidad humana, redimiendo la verdadera dignidad de la humanidad y de toda la creación. En la tercera sección, “El Hombre redimido y su situación en el mundo contemporáneo”, el Papa expresa que la condición de la humanidad en el mundo debe ser la preocupación de la Iglesia elegida, debido a que es inherente a ella la dignidad del hombre como confirmado en Cristo. En la sección final, “La misión de la Iglesia y el destino del hombre”, la Iglesia se postula como la realidad viva de la vocación del hombre redimido, una realidad que es más perfecta en la Eucaristía.

Escrita en el año 1980, Dives in Misericordia (Rico en misericordia) fue la segunda encíclica del Papa Juan Pablo II. La carta se centra en la misericordia de Dios y sus atributos. En ella el Papa argumenta que la misericordia es más fuerte que el mal. Es más, la misericordia de Dios no humilla al hombre sino que lo eleva en su dignidad. Como una manifestación del amor de Dios en el mundo, la misericordia es el mensaje principal de la predicación de Cristo. La carta en su conjunto es una exploración del roll de la misericordia de Dios Padre a través de la historia de la salvación y en el interior del misterio de la redención. La Encíclica toca este tema a lo largo de sus ocho capítulos: “Quien me ve a mi, ve al Padre”, “Mensaje Mesiánico”, “El Antiguo Testamento”, “La parábola del hijo pródigo”, “El Misterio Pascual”, “Misericordia…De generación en generación”, “La misericordia de Dios en la misión de la Iglesia”, “Oración de la Iglesia de nuestros tiempos”.

El Papa Juan Pablo II escribió Laborem Exercens (El hombre que trabaja) en el año 1981 para el nonagésimo aniversario de la famosa encíclica Rerum Novarum de Leo III, sobre la cuestión del trabajo en las economías modernas. Laborem Exercens hace una importante contribución a la doctrina social de la Iglesia. Arraigada en las características tendientes al “personalismo” del Papa, la carta busca exponer un concepto de trabajo que es consistente con la dignidad de la persona humana. Este envuelve una total subordinación de todos los aspectos de la economía y la producción al estado del trabajador como persona humana. La carta explora la dignidad intima del trabajo. La Encíclica consta de cuatro capítulos: “El trabajo y el hombre ”, “Conflicto entre trabajo y capital en la presente fase histórica ”, “Derechos de los hombres del trabajo ” y “Elementos para una espiritualidad del trabajo ”.

El Papa Juan Pablo II escribió Slavorum Apostoli (Los apóstoles de los eslavos) en el año 1985. Esta carta fue escrita para conmemorar a los Santos Cirilo y Metodio, que fueron los apóstoles del siglo IX pertenecientes a las naciones eslavas de Europa. La Encíclica escrita por un Papa eslavo, se focaliza en la unidad cultural de las naciones eslavas con el resto de Europa y parece tener dos principales objetivos: minar el aislamiento del bloque comunista y trabajar por la unidad de las ramas latinas, griegas y eslavas de la cristiandad.

Promulgada en el año 1986, Dominum et Vivifcantem (Señor y dador de vida) se focaliza en la acción del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia. Esta es la última carta del Papa Juan Pablo II donde trata sobre la Trinidad, sigue a Redemptor Hominis sobre el Hijo y a Dives in Misericordia sobre el Padre. En la primera parte, “El Espíritu del Padre y del Hijo, dado a la Iglesia”, el Papa explora la acción del Espíritu Santo a través de la Iglesia en la historia. La segunda parte, “El Espíritu que convence al mundo en lo referente a pecado”, considera el perdón y la redención continua del pecado ofrecidos al hombre a través del Espíritu Santo. En la tercera parte, “El Espíritu que da la vida”, el pontífice explica que incluso ante el materialismo ateísta de la cultura moderna, la apertura del hombre hacia Dios permanece por la obra del Espíritu Santo y más perfectamente en los Sacramentos de la Iglesia. El Espíritu Santo por lo tanto, es el guardian de la esperanza.

El Papa Juan Pablo II promulgó Redemptoris Mater (La Madre del Redentor) en el año 1987. La encíclica es una explicación compleja de la Mariología. La primera sección, “María en el Misterio de Cristo”, explica el roll de María en el plan divino de salvación. La segunda sección, La Madre de Dios en el centro de la Iglesia peregrina” que es la Iglesia en Pentecostés. "La Iglesia, por tanto, desde el primer momento, « miró » a María, a través de Jesús, como « miró » a Jesús a través de María". En la tercera y última sección, “Mediación Materna”, el Papa explora a María como Medianera, como intercesora en unidad con el Hijo y la Iglesia peregrina. “Por consiguiente, la Iglesia, a lo largo de toda su vida, mantiene con la Madre de Dios un vínculo que comprende, en el misterio salvífico, el pasado, el presente y el futuro, y la venera como madre espiritual de la humanidad y abogada de gracia”.

Escrita en el año 1987, Sollicitudo Rei Socialis (La preocupación social) fue la segunda Encíclica social de Juan Pablo II. En ella, el pontífice dio detalles sobre los principios sociales católicos y los aplicó al problema del subdesarrollo y a las naciones desarrolladas. Lo central de esta enseñanza social es que todos los aspectos de la acción social tienen que “respetar y promover todas las dimensiones de la persona humana” El mensaje esencial del pontífice es que el progreso, más que la sola acumulación de bienes o de poder social, sustituye a los sistemas económicos o ideológicos que compiten entre sí. Es más, el progreso es encontrado en la justicia y en el “auténtico desarrollo” de la persona humana. Después de la introducción, en la sección dos, “Novedad de la Encíclica Populorum Progressio” comenta sobre la Carta del Papa Pablo VI escrita veinte años antes. La tercera sección, “Panorama del mundo contemporáneo” se establece la comprensión del Papa sobre la situación actual. La cuarta sección “Auténtico desarrollo humano”, explora el significado de “desarrollo” a la luz de la enseñanza social católica. La quinta sección, “Una lectura teológica de los problemas modernos”, se aplica esta enseñanza a la situación actual. La sexta sección, “Algunas orientaciones particulares”, ofrece un camino a seguir, con especial atención a que la Iglesia tenga “preferencia por los pobres”.

El Papa Juan Pablo II promulgó Redemptoris Missio (La misión del Redentor) en el año 1990. La encíclica es un llamado urgente a la Iglesia a renovar su compromiso de evangelizar el mundo. La carta está dividida en dos partes. La primera parte, formada por tres secciones, “Jesucristo, el único Salvador”, “El Reino de Dios” y “El Espíritu Santo protagonista de la misión”, presenta una defensa teológica por la necesidad imperativa de la evangelización. La segunda parte, compuesta de cinco secciones: “Los inmensos horizontes de la misión ad gentes”, “Los caminos de la misión”, “Responsables y agentes de la pastoral misionera”, “La cooperación en la actividad misionera” y “Espiritualidad Misionera”, proporciona directrices para la aplicación de la teología de la misión de la Iglesia contemporánea.

Escrita en el año 1991, con motivo del 100 aniversario de la encíclica pionera en la cuestión social de León XIII Rerum Novarum. Centesimus Annus de Juan Pablo II (El centésimo año) conduja los principios de la enseñanza social católica a que influyesen en cuestiones políticas y económicas contemporáneas. Se hace hincapié en la dignidad y los derechos de los trabajadores, el derecho a la propiedad privada, el derecho a un salario justo y el derecho a la libertad religiosa. También expresa que el reino de Dios no puede ser confundido con acuerdos políticos o económicos temporales y trata de explicar los dos principios absolutos de la doctrina social de la Iglesia: la solidaridad (que se centra en la empatía y en la dignidad humana) y la subsidiariedad (esto significa que comunidades de orden superior no deben interferir en la vida de las comunidades de un orden inferior a menos que sea necesario). La encíclica se compone de seis secciones: "Rasgos característicos de la Rerum Novarum", "Hacia las “cosas nuevas” de hoy", “El año 1989”, “La propiedad privada y el destino universal de los bienes”, “Estado y Cultura” y “el hombre es el camino de la Iglesia” .

El Papa Juan Pablo II promulgó Veritatis Splendor (El Esplendor de la Verdad) en el año 1993. La carta es una de las obras más importantes de la teología moral en la tradición católica. En su esencia la carta es una refutación del relativismo moral y del nihilismo. El Pontífice afirma que existe la verdad absoluta y que es accesible a la humanidad. Además, la encíclica reestablece que el Magisterio de la Iglesia tiene autoridad para pronunciarse definitivamente sobre cuestiones morales. Otros enfoques de los que trata son la ley natural, la libertad humana, el papel de la conciencia, la realidad del mal y una refutación de la noción de la “opción fundamental”. La carta se divide en tres secciones: «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno...?”, “No os conforméis a la mentalidad de este mundo” y “para no desvirtuar la cruz de Cristo”.

El Papa Juan Pablo II publicó Evangelium Vitae (El Evangelio de la Vida) en el año 1995. Recuerda la Encíclica la enseñanza de la Iglesia sobre la dignidad y la inviolabilidad de la vida humana. El Pontífice afirma que la inmoralidad del homicidio, del aborto y de la eutanasia es una enseñanza del Magisterio ordinario y universal de la Iglesia y por tanto, es infalible e inmutable. También trata de la pena de muerte, afirmando que es normalmente inmoral. En la carta también se ocupa de cuestiones más generales como la moral sexual, la importancia de la familia y el deber de la sociedad para atender a los enfermos y a los pobres. La encíclica se divide en cuatro secciones: “La sangre de tu hermano clama a mí desde el suelo: Actuales amenazas a la vida humana”, “He venido para que tengan vida: Mensaje Cristiano sobre la vida”, “No matarás: la Ley santa de Dios” y “A mí me lo hicisteis: por una nueva cultura de la vida humana”.

El Papa Juan Pablo II escribió Ut Unum Sint (Para que seamos uno) en el año 1995. La encíclica se centra en la relación de la Iglesia Católica Romana con las Iglesias ortodoxas y con otras comunidades eclesiales cristianas, y expresa el compromiso de la Iglesia para con un ecumenismo que no diluya la importancia de la doctrina. La carta se divide en tres secciones: “El compromiso ecuménico de la Iglesia Católica”, “Frutos del diálogo", y "Quanta est Nobis Via?”.

Escrita en el año 1998, la Encíclica Fides et Ratio (La Fe y la Razón) es el tratamiento del Papa Juan Pablo II sobre la relación entre fe y razón. El Papa reitera la enseñanza de la Iglesia diciendo que la fe y la razón no entran en el conflicto, sino que en sus esencias están vinculadas entre sí. La fe sin la razón tiende a la superstición y la razón sin la fe tiende hacia el nihilismo. El Papa llama a su reintegración y defiende la responsabilidad de la Iglesia a intervenir en la filosofía cuando sus errores amenazan la revelación. La carta se divide en siete secciones: “La revelación de la sabiduría de Dios”, “Credo ut Intellegam”, “Relación entre la Fe y la Razón”, “Intervenciones del Magisterio en materia filosófica”, “La interacción entre filosofía y teología”, y “Exigencias y comentidos actuales”.

Ecclesia de Eucharistia (La Iglesia vive de la Eucaristía) fue promulgada por el Papa Juan Pablo II en el año 2003. La encíclica se centra en la Eucaristía como "fuente y cumbre" de la vida cristiana y como el bien más preciado de la Iglesia. El Papa aboga por la renovación de la devoción eucarística, afirma el carácter sacrificial de la Misa y reitera la necesidad del sacerdocio ministerial y de la realidad de la sucesión apostólica. La carta se divide en seis secciones: “Misterio de la fe”, “La Eucaristía edifica la Iglesia”, “Apostolicidad de la Eucaristía y de la Iglesia”, “Eucaristía y comunión eclesial”, “Decoro de la celebración eucarística” y “En la escuela de María, «Mujer eucarística»”.

Escrita en el año 2005, Deus Caritas Est (Dios es amor) fue la primera carta encíclica del Papa Benedicto XVI. Se centra en el amor como la realidad central de la existencia. En la carta se explora el concepto de amor en un nivel teológico y filosófico, analizando los conceptos de eros, ágape y filia. También nos explica cómo el amor debe manifestarse en la vida de la Iglesia a través de la proclamación de la palabra de Dios, la celebración de los sacramentos y el ejercicio de la caridad. La encíclica se divide en dos secciones: “La unidad del amor en la Creación y en la Historia de la Salvación” y “'Caritas': El ejercicio del amor por parte de la Iglesia como comunidad de amor”.

El Papa Benedicto XVI promulgó Spe salvi (En esperanza fuimos salvados) en el año 2007. La encíclica es una exploración de la virtud teologal de la esperanza y su relación con la redención. El pontífice explica que la esperanza ofrecida por Cristo no es la de la liberación política o la de la abundancia económica, sino más bien la de un encuentro con el Dios vivo que supera todas las consideraciones socio-políticas. La carta se divide en ocho secciones: “La fe es esperanza”, “El concepto de esperanza basada en la fe en el Nuevo Testamento y en la Iglesia primitiva”, “La vida eterna—¿qué es?”, “¿Es individualista la esperanza cristiana?”, “La transformación de la fe-esperanza cristiana en el tiempo moderno”, “La verdadera fisonomía de la esperanza cristiana”, “« Lugares » de aprendizaje y del ejercicio de la esperanza” y “María, estrella de la esperanza”.

Publicada en el año 2009, Caritas in Veritate (La caridad en la verdad) fue la primera encíclica social del Papa Benedicto XVI. La encíclica se ocupa de muchos aspectos del desarrollo global y de la justicia económica y política. El Pontífice tiene como objetivo establecer pautas morales dentro de las cuales se pueden fabricar políticas específicas. Estas directrices incluyen un rechazo de ambas ideologías socialistas y del libre mercado, en favor de una concepción en la que todas las acciones sociales son informadas por la ética. La carta habla de la pobreza, de las cuestiones sobre la población, del medio ambiente, del relativismo, de la explotación sexual y de muchos otros temas de actualidad. Se divide en seis secciones: “El mensaje de la “Populorum Progressio&lrdquo;”, “El desarrollo humano en nuestro tiempo”, “Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil”, “El desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente” “la cooperación de la familia humana” y “el Desarrollo de los Pueblos y la técnica.”